lunes, 21 de noviembre de 2011

. Acta de queja I

Yo tengo -debo- escribirlo todo. Si no lo escribo, me vengo loca. "Me vengo loca", "Me vengo". Vengo, ¡Varias posibles interpretaciones de una palabra en un día!.


Vengo I
Me despierto a eso de las 10 a.m. Cada vez que me despierto me miro las tetas y el culo en el espejo del living y pienso, como invocando al emblemático Colorado: "¿QUIEN ME VA A COGER EN UNOS AÑOS?", contemplando la clásica y racional caída de las dos cosas que hacen que alguien te quiera coger, claro. Los obreros ya me gritan de lejos, no cuando tienen un primer plano del grano que me sale en la jeta de casualidad y sorteado en una suerrrrte de hija de putada semanal. Bueno, no fue el caso hoy señores, me levanté a las diez de la matina y lo primero que pensé fue: Dolor de ovarios y la puta que me parió; así que me dirigí a una farmacia, cruzando las piernas casi como si fuera contorsionista o estuviera meándome encima: "Por favor, dame un blister de IbuEvanol o lo que tengas". Y volvió la paz al cuerpo, pero ¡No! No señores. Automáticamente llegó a mí una sensación de re mierda que dictaba a mí cabeza una necesidad de ser acariciada como un gato y que me dijeran esas cosas que se dicen las personas en las telenovelas mexicanas donde los personajes tienen 40 nombres y 32 apellidos cada uno.
Me vengo, me vino. Mismo verbo.


Vengo II
Después de esas horribles emociones femeninas que cantan las propagandas de Day'smildíasconvos o lo que sea, empecé a emanar odio... Ira... Odio. Tengo una lista mental de las personas a las que debería matar si pudiera hacerlo. Digo pudiera porque creo que aún no salté de neurótica a psicótica, aunque me encantaría. Como Juan Pablo, no estaría lamentándome en una celdita de mierda, no. Si fuera a matar no mataría a un hijo de puta, mataría a 40, 50 y después sí, a jugar al truco con otras mujeres después de haberme violado la cola con una botella descartable de Fanta y empezar a parir burbujas de gas. Bueno, sí, creo que me estoy enfermando en esta esquizofrénica temporada donde odio el amorodio, donde amo el ciclotímico silencio de ya no soportar el silencio y realmente quisiera ser hombrecito. Hombrecito, ja.


Recetas para dormir:
. Hacerte la paja (Primero la peor tarea, pensar en qué).
. Tomarte un vino (Varios niveles más fácil).
. Mirar la película que me más me hace llorar para intentar entonces quedarme dormida y si no tengo la suerte, volver a la emoción de querer ser querida o re-wordear la lista de gente que mataría.


Gala, una buena vecina.


Punto aparte 


Pasé unos días con mi abuela en su horrible y oscura casa. Formosa.
Ya acostumbrada a que me rompan las pelotas con "cómo me veo", esta tortuga empezó a tirar darditos poco envenenados pero muy rompebolas con las siguientes cuestiones:


- Por qué no uso maquillaje.
- Si pienso que puedo adelgazar "un poco más".
- Por qué no uso tacos.
- Por qué no cambias de perfúme.




Bien. Ojalá mi lengua estuviera más floja para poder contestar lo siguiente y oj-alá este vertebrado pudiera leer lo siguiente.
En orden:


- Porque no necesito rebocarme la jeta hasta para ir a comprar puchos para que esta sociedad de este pueblo de mierda diga: "Ay, qué arregladita", como si fuera a una entrevista de mierda. A una entrevista para francotiradora voy a ir, hija de puta.


- Creo que sí puedo adelgazar un poco más pero ¿Por qué mierda me lo pregunta un castor viejo que fue gordo y fofo toda su vida? No sé.


- No voy a formar parte del Club de Autoayuda de pelotudas que se partieron el marulo por usar tacos en una calle de tierra.


- No cambio de perfúme porque al lado suyo prefiero el olor a Off y sino, me traigo de recuerdo un dedo de mierda hinchado y la jeta como si fuera felatista profesional.


Gracias por la estadía, Abu.
X.O.

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